Dulce y tierna historia

Cuando le conocí, él acababa de llegar al cargo.
Me impresionaba su puesto, el Don delante del nombre y que la gente lo conociera desde lejos.
Admito que la primera vez que hablé con él estaba nerviosa, y es que tenía 20 añitos. Joven e inexperta en estas cosas. Nunca me había visto en otra igual, como quien dice.
Pero las cosas han cambiado un poco...Ahora hablamos con confianza, hasta hacemos bromas de vez en cuando y conozco sus puntos débiles. El usted me sale solo y me da menos miedo pedirle permiso (o dinero xD) a él, que a mi madre.

Y es que a este paso, el despacho del Decano va a convertirse en mi segundo hogar, tiempo al tiempo.

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No, no me he vuelto loca aunque lo parezca con este post. Pero llevo unos días de infarto (por fin va bajando el ritmo, por fin).
Lo que no puedo dejar sin contaros, es que en prácticas una ratita ha meado los apuntes de mi amiga Pechitos (qué grandes e instructivas son las prácticas!) y otra ha saltado a la bata de otra chica mientras esta gritaba: QUITÁMELA, QUITÁMELA!!. Menos mal que hay algo entretenido entre tanto profesor chapa (no, por favor, no pregunteis si eso es lo más emocionante de mi vida actualmente. No lo hagáis)