Mi concierto de Green Day

En el autobús hacia Madrid coincidí con unos chicos (16? 17? Años) que tuvieron una amena charla durante todo el viaje sobre que violarían al batería (ellas) o que querían llevarse lo que fuera, hasta un pelo del cantante (ellos). Esto no sólo me dio miedo, si no que me hizo imaginar la escena de Billie Joe dando sus pelos de la cabeza (y quien sabe si una vez calvo, también los púbicos) a cada persona que entrase.
Definitivamente, no iba a encontrar al público de grupo punk de sus inicios.

Pasé la tarde turisteando y en esa diábolica tienda cuyo nombre todos conocemos (fui fuerte, no me compré ni un solo disco, ni un libro ni nada) hasta que llegó la hora de la apertura de puertas.
Al salir de la boca de metro empecé a ver gente…y más y más gente. Pensé en esos pringados, pobres…serían los de pista (me tocó conformarme con grada). Caminé y caminé hasta que descubrí que esa cola a la que llamaremos Vidal por su longitud y grosor era la mía.
Ja! Que risa. Según mis cálculos y los de Google maps era casi un kilómetro de cola.

Ver Concierto de Green Day en un mapa más grande


Cuando llegué al final había unos municipales y no me dejaron ponerme…alguien tuvo cordura y decidieron que cada cual entrase por la puerta que le apeteciera así que esperé 10 minutos para entrar y los teloneros, Prima Dona, ya estaban en el escenario que para mí pasaron sin pena ni gloria.

Esperamos un ratito más y vimos a estos niños. ¿Son o no geniales?
El concierto fue genial. Para no cansar a los que no conocéis al grupo (o no os gusta) haré un resumen rápido.
Hicieron un repaso de toda la carrera. Entre canciones del último disco como 21 guns o East Jesus Nowhere estaban clásicos (Basket case, Hichin’ a ride o Good Ridance) sin olvidar su penúltimo disco American Idiot.


Tré Cool y Mike Dirt (batería y bajo respectivamente) demostraron un arte del copón (cambia el público, cambia el estilo, pero no cambia el talento) y Billie Joe se ocupó no sólo de cantar y tocar la guitarra si no de mantener a la gente activa en todo momento.
Varias personas se subieron al escenario a cantar o simplemente a lanzarse al público (es algo que habían hecho en su gira americana y no me había gustado demasiado el concepto pero en directo lo aprecié de otra forma). Una chica que en teoría iba a cantar intentó violar al cantante y tras varios conatos de morreo que no llegaban a ninguna parte la echó del escenario a gritos. Que ya tenemos una edad (y es que los años en el cantante se notaban bastante más en vivo que en las fotos...lo que hace el maquillaje) y que alguien menor que tu hijo vaya detrás de ti no debe ser muy agradable.

Uno de los momentos más graciosos fue el de mojar al público con pistolas de agua. Una chica le respondió con un botellazo y la subió al escenario. Luego vino una máquina de lanzar papel higiénico y camisetas. Bazoka de camisetas!! ¡Como cuando Mood Flanders murió! A pesar de que moví mi panza todo lo posible ninguna camiseta impactó contra mi barriguilla.
(a partir del minuto 3:30 empieza el espectáculo pistolil)


En algunas canciones lanzaban fuegos artificiales, caían chispas o simplemente había llamaradas como se puede ver en el vídeo anterior (y no pequeñas, porque el calor se sentía de una forma muy intensa) No sé si lo sabéis, pero tengo auténtico pánico a la pólvora debido a un accidente que sufrí en el pasado así que me puse histérica en un momento dado. El video del grito no lo he subido, los demás están en mi canal de youtube.

Se acercó el final y sufrí porque me faltaba Jesus of Suburbia y es algo imperdonable..pero llegó. Billie empezó a preguntar si alguien sabía tocar la guitarra.
Y alguien supo. Desde aquí decirle que se ha convertido en uno de mis nuevos ídolos porque el chico que subió al escenario lo bordó, de verdad (si alguien lo conoce que me diga su nombre para ponerlo en el vídeo) aunque se bajara del escenario casi a patadas.


Por lo demás, poco puedo decir. Tras el final acústico con Good Ridance (un tanto soso, todo hay que decirlo) me sentí vacía…tanto tiempo esperando este concierto mereció la pena pero quiero más y no puedo. (Si alguien me lo financia, encantada, eso sí)