Mi primer paciente de verdad

Creo que el primer paciente es como el primer polvo. Puedes haber tenido muchos antes, pero considerarás el primero al que de verdad te llega dentro y te remueve sin pudor.
El jueves pasado ejercí por primera vez como alumna de prácticas en el hospital (en este, que en Praga también pasé consulta) No fui tan invisible como esperaba y fueron pasando casos que no sólo entendía si no que hasta sabía tratar a veces.

Mi tutor nos informó del siguiente en entrar: más de 80 años, tratado por una infección del cable del marcapasos que tuvo que ser retirado. Comenta por encima que tiene un tumor de las vías biliares, sin darle importancia.
A la diminuta consulta, invadida por 5 estudiantes (sí, entre internacionales y producto nacional, éramos 5 más el tutor) pasó un hombre bajito pero muy activo, que sonreía sin parar. A su lado, su mujer. Contrapunto total, seria y quieta junto a la silla, sin querer sentarse.
Nos cuenta como va, y le da al tutor un trocito de hoja cuando le pregunta por el tratamiento.

-¿No tomará X en lugar de Xe?
-Sí, me he confundido al pasarlo al ordenador.

Tiene la tensión perfecta y parece haberse recuperado bien de la infección. Manteniendo el tratamiento, nos despedimos de él y nos corresponde con una enorme sonrisa.
¡Hasta dentro de tres meses!
Nada más cerrar la puerta, mi tutor lo suelta:
-No creo que siga vivo para entonces.

Y toca empezar a acostumbrarse...
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Este post es programado, estoy perdida en medio de la sierra (si ningún lobo me ha comido y no he muerto congelada, claro)
Volveré pronto, espero